JUVENAL
RAVELO
EL CINETISMO Y LA INVESTIGACIÓN DE LA VIDA MISMA
Para valorar una obra de
arte existen senderos conceptuales y analíticos muy diversos. Sin embargo, hay
ciertos fundamentos que atraviesan de manera transversal el universo de
perspectivas críticas.
Uno de ellos nos dice que la materia física, el carácter de ser
objeto de una obra, no es lo que hace de la pintura, la escultura, la fotografía, el video
o las instalaciones un discurso estético. Justo por esa razón, nada es
estable en ellos y siempre nos invitan a transitar experiencias sujetas a
diferentes grados de complejidad. Por supuesto, lo complejo no es el resultado
de la forma del objeto o la pericia técnica que lo hizo posible. Es lo
invisible, la madeja de relaciones que la obra realmente es, el efecto del
pensamiento y la investigación que le dio vida, y el diálogo que
involucra al espectador dentro de sus coordenadas visuales y conceptuales. Es
lo que el intelectual ruso MiKail Bajtín llamó “el momento
constitutivo indispensable”. Es decir, el instante en el cual
entra la realidad en un objeto estético y queda subordinada a un nuevo
orden.
Juvenal Ravelo ha forjado su
carrera a manera de un artista investigador. Al igual que la mayoría de los
cinéticos
ha entendido la obra como un territorio experimental. Ella es el ámbito donde
convergen las prácticas,
los análisis,
los diálogos
y las preocupaciones. Cada trabajo es una pesquisa que nunca deja de hacerle
preguntas al universo. Por eso, jamás es la declaración de una
verdad. En este sentido, su labor está muy lejos de la que corresponde a
un especialista en procesos y materiales. También a la de
un técnico
en problemas ópticos
o geométricos, aunque sea un maestro en todo eso. Lo que
hace a Ravelo un investigador, un artista inconforme, es aquello que puede
hallarse en su actitud frente al arte durante más de
cincuenta años de carrera: el compromiso con la valoración de la
realidad, con los problemas y cualidades perceptuales de la existencia. La vida
y el arte en la obra de este maestro de Caripito son indisociables. De él podemos
decir, volviendo a las ideas de Bajtín sobre la estética, que
en su propuesta “la
vida se encuentra no solo fuera del arte, sino también dentro de
él,
en toda la plenitud de su ponderabilidad valorativa: social, política,
cognoscitiva y de otra índole”.
Entonces, cinetismo no debe
leerse en su trabajo como la etiqueta de una escuela o una fórmula para
lograr las mutaciones del espacio-tiempo y la fragmentación de la luz
y el color. Es necesario comprenderlo como la interacción de la
obra con el cúmulo
de experiencias derivadas del hecho mismo de existir. De entender que nada es
permanente y por lo tanto la operación de contemplar es siempre una
invitación
al tránsito
y a la transformación de la realidad. El arte es aquello que hizo
posible su momento histórico y el pensamiento que lo generó, los
efectos provocados en la vida de los otros y el cúmulo de
discursos tejidos alrededor del objeto estético. Una
obra cinética
es siempre un efecto visual y conceptual activado a través de la
experiencia. En el caso específico de Juvenal Ravelo es también un
compromiso sin fecha de caducidad. En este sentido, interactuar con su obra es
entrar en una conversación donde no domina un discurso
previo sino la experiencia discursiva. Así lo ha sido desde sus primeros pasos
como estudiante, en su vida en París, su actividad en el Arte de
participación en la calle y en sus
recientes trabajos.
Caripito
-Caracas- París
Dos cosas fueron determinantes en la carrera
de Juvenal Ravelo hacia la consolidación de su propuesta: la amistad con
Carlos Cruz-Diez y Jesús Soto, y sus estudios de sociología del arte
con Pierre Francastel y Jean Cassou en la Escuela Práctica de
Altos Estudios en París. Con los dos grandes maestros del cinetismo
venezolano compartió el afán por la investigación óptica
y los problemas del arte. De los dos profesores franceses adquirió el sentido
del compromiso del artista con la sociedad, el conocimiento que relaciona al
arte con la historia y la idea de que una obra no es simplemente un objeto.
Sus años en París
estuvieron dedicados a un intenso esfuerzo por conseguir un discurso propio y
formarse en teoría del
arte. Ahí comenzó a explorar
las relaciones entre la geometría, el color y los elementos
reflectantes de la luz. Al igual que todos los representantes del art
optique, estaba buscando la mutación del
tiempo y del espacio en la interacción del observador con la geografía de
accidentes visuales que propone una superficie intervenida. Se preocupó por dilucidar cómo
un volumen aparente es producto de la relación óptica del
ser humano con la luz y el color, por estudiar las correspondencias entre la
velocidad de desplazamiento del espectador y las condiciones de la atmósfera
circundante, por examinar cómo la superposición de
elementos verticales sobre un relieve cromático
producen un espacio virtual, una dimensión provisional o bien una realidad
aparente. En fin, por lograr el efecto de la luz fragmentada en una síntesis
entre geometría,
volúmenes, materiales reflectantes y color. Una vez que
halló el camino, incorporó los resultados de su investigación a
distintos formatos: volúmenes planos con elementos en relieve, volúmenes
tridimensionales, las torres de petróleo propias del paisaje de su
tierra natal, la intervención de vías públicas como la Avenida Libertador
en Caracas y a la arquitectura de los pueblos de Venezuela y Francia.
Ravelo, una vez que maduró su
discurso, decidió
ahondar en su idea de que el arte es una tarea incompleta si no está vinculada a
la transformación
del ser humano, a la lucha social y a los valores universales de solidaridad y
compromiso. Lo hizo ampliando su propuesta cinética a lo
que dio a conocer como Arte de participación en la
calle. Fue en 1975, en el barrio Los Cerritos,
donde inició este
proyecto que luego llevaría a otras comunidades populares y
académicas
dentro y fuera del país. Ahí la
experiencia, que Julio Cortázar llamó “un arte que
reivindica a los vecinos olvidados en los rincones alejados de los grandes
centros de cultura del mundo”, es profunda y extrema. Sin duda
ha sido uno de sus grandes logros. Con esta iniciativa movilizó el espíritu de
miles de personas que habían hecho de su vida, de su pueblo y
de sus aspiraciones un continuum de silencio y conformidad. Organizados en
cuadrillas —que
llevan el nombre de grandes creadores venezolanos como Armando Reverón—, motivados
por el artista y su equipo de trabajo, y con la ilusión de
transformar la realidad que los acoge, los habitantes de los pueblos salen a
pintar sus casas y espacios públicos. Entonces, aquello que una
vez fue un rincón
olvidado por el mundo se convierte en una gran obra cinética capaz
de otorgarle una nueva vida a toda la comunidad.
Artista-Antena
"Soy
todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido,
todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis
antepasados...". Estas palabras de Jorge Luis Borges coinciden con la
experiencia de Juvenal Ravelo en el arte; con las consecuencias que ha tenido
en su obra. Si bien no podemos encontrar en alguna de sus piezas referencias
específicas
a una disposición
emocional, la racionalidad con la cual afronta el proceso creativo está cargada de
intensos modos de exploración vital. En él hallamos a
un viajante despierto a los fenómenos sensibles y conceptuales de
la realidad. Es una suerte de antena de los acontecimientos visuales, lingüísticos,
musicales y culturales en general. Por eso, es también un hombre
de deudas y homenajes, muchas de sus obras están dedicadas
a otros artistas, a escritores o a los diablos de Yare como hace en uno de sus
más
recientes trabajos.
Es
su condición
de artista andariego, de vivir entre Caripito, Caracas y París, la que
ha provocado variaciones en su propuesta de fragmentación de la luz
y del color. Conceptualmente ha sido siempre un lector incansable, ha mantenido
su espíritu
de lucha a favor del pueblo y la cultura, y ha buscado la conversación profunda
sobre el arte. Sin embargo, en su investigación plástica el
ambiente ha determinado los cambios en las variaciones cromáticas. Esto
es natural en alguien que se desplaza atento a la sensibilidad. Diferentes
tonos que corresponden a diferentes ciudades: armonías de
grises y blanco y negro dominaban su estadía en París. Ahí el
color casi no aparecía. Luego en Venezuela, sobre todo en las piezas que
ha desarrollado los últimos años en complicidad con el taller de la
Fundación Daniel
Suárez, emergió una potencia cromática que
nos revela la exploración que ha hecho del color y la luz del trópico.
Juvenal Ravelo es un investigador de lo visual y lo social, pero, sobre todo,
del movimiento de la vida misma.
Juvenal Ravelo
Nace en
Caripito, estado Monagas, Venezuela, el 23 de diciembre de 1934.
Estudió
en la Escuela de Bellas Artes de Caracas y Barquisimeto, en la Escuela de Artes
Plásticas de Caracas y en Escuela práctica de Altos Estudios de la Universidad
Sorbona en París. Vive y
trabaja en Venezuela.
Principales museos y colecciones
privadas
Museo de Arte de París. Francia.
Museo
Perpignan. Francia.
Ministerio
de la Cultura. Francia.
Fundación
Bertrand Russell. Inglaterra.
Banco
Interamericano de Desarrollo. USA.
Museo
de Arte Contemporáneo de Managua. Nicaragua.
Galería
de Arte Nacional. Venezuela.
Pinacoteca
del Banco Central de Venezuela.
Museo
Jesús Soto. Venezuela.
Museo
Mateo Manaure. Venezuela.
Museo
de Arte Moderno de Maracay Mario Abreu. Venezuela.
Museo
de la Estampa y el Diseño carlos Cruz-Diez. Venezuela.
Universidad
de los Andes. Venezuela.
Universidad
Católica Andrés Bello. Venezuela.
Colección
Frank Popper. Francia.
Colección
Gastón Diehl. Francia.
Colección
Bruno y Mary Levi. Brasil.
Colección
Espacio de Arte Yumares. USA.
Colección
Lía Bermúdez. Venezuela.
Colección
Alfredo Boulton. Venezuela.
Colección
Fundación Beracasa. Venezuela.
Principales intervenciones en la
arquitectura
Mural
de Arte de Participación. Marcigny. Francia.
Módulos
Cromáticos Mural. Avenida Libertador. Municipio Chacao. Caracas. Venezuela.
Prisma
Tridimensional. Estación Maternidad del Metro de Caracas. Venezuela.
Mural
Universidad Católica Andrés Bello. Caracas. Venezuela.
Mural
en el Aeropuerto Internacional José Tadeo Monagas. Maturín. Venezuela.
Mural
Colegio de Médicos de Maturín. Venezuela.
Mural
Fachada del diario El Oriental. Maturín. Venezuela.
Principales distinciones nacionales e
internacionales
Premio
Nacional de Artes Plásticas 2008. Venezuela.
Hijo
Ilustre del Estado Monagas. Venezuela.
Mención
Honorífica. Exposición de Arte del Caribe. NY. USA.
Premio
Nacional en el III Festival Internacional de Arte Cagnes Sur-Mer. Francia.
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