JESÚS CAVIGLIA
COMPILADOR DE ESPACIOS Y TIEMPOS
Hay Luz. No la tocamos ni la vemos.
Octavio Paz
La materia del libro es el tiempo. Por
eso es uno de los objetos más humanos sobre la tierra. No hay nada en él que no
seamos nosotros; sus virtudes y atrocidades nos pertenecen así como nosotros le
pertenecemos a él. Su tiempo está acorde a nuestra escala de percepción, es el
que nos corresponde y está ajustado a los ritmos de nuestra vida cotidiana. No
es el del inabarcable universo ni el de los cuantos indescifrables, aunque todo
ello esté incluido en su interior. El libro es el tiempo que somos y también el
espacio porque uno no puede ser escindido del otro. Entonces, es justo afirmar
que es un tejido común con la memoria y el cuerpo, el habla y el silencio, la
realidad y sus negaciones, la vida que desestima sus límites, las compañías
reales e imaginarias, los muertos que a veces regresan, el texto que se vuelve
sobre sí mismo y los materiales que aceptan el padecimiento de los años. Su naturaleza
no puede ser discernida de la nuestra porque ambos desapareceríamos.
Caviglia es un artista seducido por la
memoria y apasionado por la intervención. Esto salta a la vista en el compendio
de libros y lecturas que nos ofrece en esta muestra, donde uno y otro son
ejemplo de esa naturaleza común. Su trabajo puede equipararse al de los poetas
de la antigüedad, al de los aedos que recorrían los pueblos con los mitos a
cuestas y al de los copistas medievales que llenaron los textos sagrados de
interpolaciones. Sus ensamblajes son reminiscencias que han sido añadidas a
otras reminiscencias. Son piezas provenientes de la intimidad colectiva, de las
lecturas silenciosas hechas sobre historias que le pertenecen a todos los seres
humanos. Por eso vemos en los libros citas que aterrizan en otras citas,
imágenes-palabras y palabras-imaginarios, marcos que multiplican las
referencias, falsos centros que invitan al movimiento y un juego de miradas que
suscita el discurso y permite que nada deje de hablar.
Este compilador, que aquí llamamos
artista, es un recolector y ensamblador de espacios y tiempos. Desde hace años
le ha obsesionado la investigación de diversas formas de lectura. Ha ahondado
en los altares donde las maderas y las antigüedades encuentran su propia
sacralidad, en los televisores que transmiten memorias de objetos y abren
diálogos nunca imaginados, en los platos servidos para la reinterpretación de
formas y estilos dejados a la nostalgia, en las puertas y ventanas que no son
umbrales sino estados de contemplación, en las gavetas y cajones que guardan el
efecto expresivo de los materiales, en las meninas re-contextualizadas y en los libros que hoy están entre nosotros, y nosotros en ellos,
en una performance donde todos estamos ensamblados en la misma contemplación.
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