miércoles, 4 de julio de 2012

EL BARRIL DE DIOS



EL GRAN COLISIONADOR DE HADRONES 
ACELERÓ EL VIAJE HACIA EL BARRIL DE DIOS
A propósito de la conmoción por el bosón de Higgs y la obra de Rolando Peña

¿Hubo un jardín o fue el jardín un sueño?
J. L. Borges

Si hay un asunto cada vez más inquietante para los seres humanos es la pregunta sobre la realidad. Lo es porque nos encontramos en un siglo donde  tenemos menos seguridades y más preguntas. Porque el avance del conocimiento nos ha lanzado hacia un cosmos donde nuestras referencias están condicionadas en gran medida por los códigos que nos hacen humanos y quizá ya hiper-humanos: el lenguaje, lo digital, lo mediático y lo estético. También, por la transformación que ha sufrido nuestro modo de percepción y producción cultural: vivimos en la era de lo trans, lo multi, lo cyborg, lo participativo, lo performancial, lo apropiado, lo reciclado, lo aumentado o reducido y todo aquello que pueda ser simulacro. Y, fundamentalmente, porque los avances científicos nos han conducido a espacios de nuestra existencia inimaginados siglos atrás.
Hoy la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) ha presentado un resultado apasionante: los experimentos ATLAS y CMS develaron la presencia de una nueva partícula que puede ser el bosón de Higgs o partícula de Dios como la llamó el físico Leon Lederman.  Fabiola Gianotti, vocero de ATLAS, lo anunció de esta forma: “We observe in our data clear signs of a new particle, at the level of 5 sigma, in the mass region around 126 GeV. The outstanding performance of the LHC and ATLAS and the huge efforts of many people have brought us to this exciting stage”.  La emoción frente a semejante avance es porque de confirmarse el descubrimiento en los trabajos que realizarán durante los próximos meses estaríamos, en palabras del astrofísico del IVIC Claudio Mendoza, sujetos a la posibilidad de que el Modelo Estándar de la Materia quede establecido firmemente. Para Rolf Heuer, director del CERN, con este paso han descubierto nada menos que “un hito en la comprensión de la naturaleza”.  
Desde la última década del siglo XX el maestro Rolando Peña ha trabajado con ahínco este tema junto al científico Claudio Mendoza. Lo ha hecho siguiendo la propuesta iconográfica que extrajo del petróleo en los años 80. De sus investigaciones y proceso creativo han salido las obras El modelo estándar de la materia: tributo al siglo XXRuptura espontánea de la simetría: El Barril de Dios y Dark Energy: tributo a Albert Einstein. Cada una de ellas inmersas en el prodigioso laberinto de la mecánica cuántica, cuya complejidad llevó al premio Nobel norteamericano Richard P. Feynman a decir: “creo que puedo afirmar con seguridad que nadie entiende la mecánica cuántica“.
 El modelo estándar de la materia: tributo al siglo XX, como toda la obra de Rolando, es una estructura dinámica de relaciones entre la ciencia y el arte. Ahí se cruzan el conocimiento del “siglo de la física” con los formatos y modos de expresión del arte contemporáneo, todo unificado por lo digital, lo multimedia e interactivo. Podemos encontrarla en las instalaciones que ha realizado, el catálogo, el video y las conferencias; en realidad se trata de un environment interdisciplinario donde no podemos marcar fronteras absolutas. En la obra hay memoria, comprensión del presente e intuición del futuro, sin embargo todo esto no es presentado en una relación causa-efecto sino como la multiplicación de sus posibilidades estéticas y del conocimiento que nos permiten abordar nuestra comprensión de la realidad. Al sumergirnos en ella  entramos en el espacio de la representación experimental contemporánea y en la composición de la materia esencial de la existencia, en la función de las partículas elementales de la estructura del universo, en las fórmulas que nos revelan el comportamiento de la energía y en las nuevas escalas de comprensión de la realidad.    
Dark Energy: tributo a Albert Einstein, por su parte, tuvo como contexto el año 2005, declarado por la ONU Año internacional de la física. La energía oscura, el big-bang, la ruptura espontánea de la simetría, la constante cosmológica y la antigravedad entre otras complejas disquisiciones de la ciencia constituyen el campo de investigación visual de Rolando Peña en esta serie. La comprensión de la formación, geometría y expansión del universo activan, en la obra, la exploración del discurso digital de lo que hoy entendemos como New Media Art. En consecuencia, lo digital más que un soporte para el video, el interactivo y las reproducciones es el lenguaje que le corresponde, es la condición natural de todo lo  expresado en ese entramado de relaciones estéticas. De ahí que la física no es una invitada del arte, ni el arte un invitado de la física. Cada uno de ellos es el espacio inevitable del discurso de Rolando y de una condición que es propia del siglo XXI.
 Ruptura espontánea de la simetría: El Barril de Dios es anterior a Dark Energy: tributo a Albert Einstein. Esta obra aborda las relaciones simetría-asimetría del universo, las complejidades de la diversidad y el mecanismo elaborado por Peter Higgs en el contexto del descubrimiento de nuevas partículas elementales, nuevas fuerzas y nuevos campos en la física del siglo XX. Está intitulada a partir de lo que conmociona hoy el escenario científico mundial: el posible descubrimiento del bosón de Higgs al que Rolando llamó El Barril de Dios. En sí mismo el nombre de este trabajo, producido en el contexto digital tecnológico que adoptó el artista, es un gesto que avala su condición de discurso contemporáneo.  Aquí la metáfora más que una apropiación es una construcción por layers. ¿Qué quiere decir esto? Justamente que estamos frente a una comprensión multidimensional y no bidimensional como corresponde a nuestro pensamiento actual. La iconografía de Rolando, que como ya mencioné tiene su origen en el imaginario mismo de la energía, se superpone por capas a la estructura invisible del universo real para hacérnosla evidente desde el arte. Estas capas que se superponer unas a otras, como ocurre en los software de edición de imagen pero que aquí son discursivas, provienen de la multiplicidad de ideas, conceptos, estilos, voces, planteamientos y lecturas que han sido restituidos en la propuesta creativa: las preguntas por la realidad, la mecánica cuántica, el New Media Art, las miradas del artista hechas a la obra de Leonardo, Velásquez, Warhol y otros maestros, y las investigaciones con Claudio Mendoza entre otras. En su superposición los layers no pierden ni su integridad ni su transparencia, no desaparecen unos en los otros; en verdad van acoplándose de forma tridimensional en expansión hacia múltiples preguntas, problemas y posibilidades que la obra nos ofrece. Eso hace que en medio de este revuelo mundial causado por las investigaciones del CERN podamos volver a Ruptura espontánea de la simetría: El Barril de Dios. Eso hace contemporáneo a lo contemporáneo, hace arte a un discurso que cada vez tiene menos de acento en la representación y más en el asombro y el conocimiento. Como corresponde a todo aquello que no puede ser dejado atrás. 






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